Mi cuento lo escribo yo

No lo sabemos, pero tenemos poderes. Somos capaces de escribir nuestro propio cuento. ¿Quién si no?

Eres tu mejor protagonista. Créala como tú quieras. Dale la personalidad que desees y regálale sueños. Cúmplelos.

Vuela entre tus propias palabras y construye tu historia. La que realmente quieres vivir.

Es tu cuento y puedes escribirlo tú, de principio a fin.

Yo sí creo en mí

Quién mejor que tú para creer en ti. No es fácil, pero es lo más generoso. Lo que te impulsa a seguir. A vivir.

Personas y acontecimientos que te hacen tambalear, dudar. Y ahí estás tú, para demostrar tu equilibro y avanzar.

Creer en una misma abre un abanico de infinitas posibilidades, que pueden ser emocionantes y hasta excitantes.

¿Crees en ti para luchar por lo que quieres?

Cicatrices que hablan

Me observo desnuda y están ahí. Quieren contarme algo. Por qué se han quedado en mi cuerpo. Quiero recordar con ellas. Sentir de nuevo y descansar.

Otras no se ven, pero están ahí. Donde más duele. Son parte de nuestros cuerpos y sentimientos.

Heridas de súper heroínas. 

Laten, sienten y te cuentan. Escúchalas y quédate con todo lo bueno que tienen para ti.

Son tus cicatrices que hablan.

Me pintaré los labios de rojo siempre que quiera

Son parte de mí desde la adolescencia. Me encantan, me hacen sentir bien, me representan. ¡Cómo me gusta pintarme los labios de rojo! ¿Y a ti?

Es verdad que manchan. Tengo pintalabios rojo por todas partes. Y si besas, ya sabes lo que pasa. ¡Pero es que me gustan tanto!

Si te los pintas, son para ti. No existe mejor razón. ¿Tú la tienes?

Hubo un tiempo en que dejé de pintármelos. Creía que era lo mejor, lo más cómodo. Me equivoqué.

Soy fuerte. Y tú también

Nacemos para amar y ser amados. Difíciles ambas hazañas. Nos pasamos la vida amando y siendo amados, pero no siempre tenemos la fortuna de experimentarlo de verdad.

Cada uno de nosotros lo sabemos cuando tenemos el privilegio de sentirlo. O la desgracia de sufrirlo. ¿Pero qué es amar si no?

Hay historias más tristes que la de Romeo y Julieta, pero otras que alcanzan el mejor de los finales. Y tocan el cielo.

Hay que ser fuerte. Y lo somos. Tú y quién se da la vuelta para leer el mensaje escrito en tu espalda.