De una u otra forma, llevo toda la vida buscando la belleza. De pequeña soñaba con ser bailarina, ¡Qué hay más bonito que deslizarse y mover el aire con esa elegancia! Es la belleza del movimiento.
De la ciudad que me vio crecer me fui porque había otro arte que me enamoraba: el Cine ¡Qué hay más bonito que contar historias del ser humano! La belleza de la imagen y los sentimientos.
He dedicado mi vida profesional a la televisión. La belleza de la cotidianidad convertida en espectáculo. Di clase en la Universidad, la belleza de transmitir tus conocimientos y de ver la ilusión de las nuevas generaciones.
Crecemos con la belleza de la amistad ¡Qué importante es tenerla en tu vida, qué gran compañera de viaje! A medida que pasan los años, la valoro más y más. Y aunque para mí, la belleza de la soledad es adorable, sé que es parte imprescindible de uno mismo.
Pero la belleza del amor es la que te estremece y te deja sin palabras. La que te enamora hasta tener que coger aire en el mayor de los suspiros, si quieres continuar disfrutando. Pero también, la que puede romperte el corazón y enseñarte el verdadero martirio. Sigo creyendo en el amor para toda la vida ¡Qué hay más bello! Debe ser lo más de lo más.
La familia es belleza desde el instante en que se crea. La maternidad me hizo estar de nuevo frente a ella. La belleza del amor incondicional ¡Qué hay más bonito que conocer al amor de tu vida en el instante de su nacimiento!
Y, por supuesto, la belleza de quien siempre ha estado presente en mi vida. Ella es la Moda, la belleza de expresarte, de poder elegir, de la libertad.
Así que ahora, la Moda sí entra en mis planes. De hecho, es una de las protagonistas. Quiero darme una oportunidad y saber hasta dónde puedo llegar con esta nueva búsqueda de la belleza.
Así nace Cicatrices que hablan. Mi primera colección de Moda.
Cicatrices que hablan es la unión de dos de mis grandes pasiones: la Comunicación y la Moda. Una colección de camisetas blancas de mujer con cinco mensajes, que tienen una historia que contar y muchas por escribir.
Mi padre, poeta que escribe a la vez y al mismo ritmo que vive, me mostró desde pequeña algo que me une a él. Tiene fuerza y poderes, capaces de conseguir casi cualquier cosa: la palabra.
Ella me ha acompañado toda la vida. Ha sido y es mi mejor herramienta para expresarme, personal y profesionalmente. Siempre hay una palabra, que unida a otras, pueden explicar los sentimientos más profundos, que creías indescriptibles.
Con la Moda también he sentido que siempre ha sido un medio de comunicación para mí. Tu imagen te habla a ti y les cuenta a los demás.
Cada persona tiene su estilo, que evoluciona en cada una de sus etapas vitales. Y eso me parece fascinante. Tu forma de expresarte exteriormente te acompaña y crece contigo. En cómo te vistes hay mucho de la felicidad de las pequeñas cosas. Esas que te hacen sonreír y, que unidas, te hacen sentir bien. Tan sencillo y tan difícil a la vez.
Los mensajes de las camisetas. El significado
Los mensajes de Cicatrices que hablan son reales. Surgieron de forma natural por determinados acontecimientos de mi vida. Nacieron como un medio de comunicación para expresar mis sentimientos en una época concreta.
Son mensajes cortos y directos, propios de la comunicación actual. Todo ha cambiado desde que mi padre le regalaba a mi madre un poema por su cumpleaños y me dedicaba otro a mí ¡Qué ilusión abrir aquellos sobres tan bonitos con aquellas palabras, que decían tanto! El mejor de los regalos.
Ahora, nos comunicamos a través del móvil y las redes sociales. Algunos de los mensajes de esta colección fueron mi estado de WhatsApp, acompañados de un emoticono. No sé muy bien por qué lo hice, pero lo sentí así, y así actué en ese momento.
Sentía la necesidad, sin hablar, de decir cómo estaba. Una auténtica contrariedad. Mostrar a los demás qué te pasa sin contar. La vida está llena de ellas.
Otros de los mensajes son frases que me he repetido en muchas ocasiones, y otros, ideas que me han acompañado durante un largo proceso.
He dejado de hacer ambas cosas, pero ahora quiero convertirlos en camisetas, que tienen, por lo menos, una historia de contar. Pero cada mujer que se ponga una de ellas, tendrá otra que escribir. La suya propia, única e irrepetible. Y solo ella sabrá cuál es. Es un sentimiento íntimo convertido en una prenda, que formará parte de tu día a día.